lunes, 13 de abril de 2015

EL LAZARILLO DE TORMES



Esta no es una lectura nueva, sino una relectura, pero como lo he leído de manera diferente, creo que se merece tener su espacio en el blog.

Todos conocemos la historia de el Lazarillo. Desde muy pequeños nos cuentan en el colegio la vida de este pícaro, las desventuras que le acompañan a lo largo de su vida y los distintos amos a los que va sirviendo hasta convertirse en pregonero de Toledo.

Escrito en primera persona, fue publicado por primera vez en el siglo XVI. A lo largo de sus páginas vamos conociendo al personaje, al que la fortuna parece esquivar, y con él tenemos un perfecto retrato de cómo era la sociedad española en esos momentos. El hambre, las penurias, un ambiente de pobreza y crueldad, va desfilando ante nuestros ojos mientras Lázaro, en primera persona, nos desgrana sus andanzas con el ciego, el clérigo, el escudero, el fraile, el buldero, el capellán y el alguacil. Todos ellos se muestran ante nuestros ojos para ayudarnos a comprender la miseria de un tiempo en el que solo el ingenio ayudaba -y no siempre- a llenar el estómago.

¿Por qué digo que ha sido diferente?

Pues porque ha sido una lectura en voz alta.

En apenas dos días, mi hijo y yo hemos leído él y releído yo, este magnífico retrato social. Por supuesto, la percepción de ambos ha sido completamente diferente. Mientras yo me entusiasmaba con las aventuras de Lázaro (a pesar de que las conozco y no había sorpresa alguna), él no dejaba de resoplar, preguntando a cada rato por qué demonios tenía que leer ese libro con un lenguaje tan complicado. Hemos manejado dos ediciones diferentes, la de Cátedra, llena de notas a pie de página, y otra que venía con un periódico hace años, para poder tener cada uno el ejemplar en las manos. A cada resoplido suyo iba pensando que tenía que escribir este post, algo que tengo pendiente desde hace mucho tiempo.

En realidad quiero hablar de la inconveniencia de recomendar lecturas de clásicos a adolescentes. No se enteran, a menos que tengan a su lado a alguien con la paciencia de ir leyendo a la vez, y que les vaya explicando cada una de las escenas. El lenguaje de otro tiempo no ayuda en absoluto. En el caso de El Lazarillo de Tormes, al menos en la edición que tenemos, muchas veces el autor hace un uso de los tiempos verbales arbitrario,pasando de presente a pasado sin mucha lógica, lo que aturulla aún más la comprensión si no estás preparado.

Los chicos leen poco. Incluso los míos, que leen más que la media, leen muy poco comparado con lo que leía yo a su edad, así que todavía es muy pronto para enfrentarlos a lecturas de este tipo, aunque sean tan sencillas como El Lazarillo. No es el momento, no es oportuno y además es contraproducente porque pueden llegar a pensar que leer es una tortura, cuando tendría que ser todo lo contrario.

Yo creo que tienen que conocer a los clásicos, por supuesto, pero de otro modo. Me sirve mucho más que se cuente la historia en clase, que se desgrane la novela, que se lean párrafos y se explique su importancia. Que se haga un trabajo de "masticar" la obra. Ya habrá tiempo para que vuelvan a ella, para que la lean y la disfruten como lo hago yo ahora cuando regreso a La Celestina, o a una obra de Lope, Y si queremos que lean, que adquieran el hábito, pues que empiecen leyendo Buenos días, princesa, como está haciendo mi hija. No será un clásico, pero se pasa las horas muertas con la nariz entre las páginas del libro y, solo por eso, para mí merece un diez.

Esta novela la incluyo en el reto semi genérico 2015.

16 comentarios:

  1. Estoy completamente de acuerdo contigo. A mí siempre me ha gustado leer pero lo que me mandaban en el colegio se me hacía cuesta arriba. No creo que sean adecuadas para esas edades y les harán tener todavía más lejos los libros.

    Espero que poco a poco los docentes se vayan animando a cambiar las lecturas.

    Un beso.

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  2. Mira, pienso que la responsabilidad de que lean es de los padres. Creo que estas obras hay que conocerlas de la mano de alguien que sepa de ellas, pero no es el momento para leerlas. Otro error garrafal es obligar a los chicos de segundo de bachillerato a leer dos libros obligatorios y dos más optativos por trimestre. No se los leen si encuentran la película, y lo triste es que, si alguno se lo lee, en el examen saca menos nota que otro que ha bajado un resumen.
    Pero ya ves, parece que esto que es vox populi, en los institutos no lo saben...

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  3. Y hablo de segundo porque es un curso donde están muy agobiados por la PAU, donde para ellos leer es sinónimo de no poder emplear ese tiempo en preparar examenes.

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  4. Totalmente de acuerdo. Es una discusión continua en las escuelas e institutos. ¿Lecturas obligadas sí o no? Yo siempre soy de las que dice que no, como dices, me parece contraproducente y ayuda a crear una sensación de que la lectura es un castigo cuando debería ser un placer. Yo tuve una maravillosa profesora de literatura en el instituto que alternaba a Pío Baroja con la serie del detective Flanagan pero que sobre todo, conseguía despertar el interés del alumnado por la lectura a la que nos íbamos a enfrentar, que se elegía entre todos. Al final, acabamos el curso fascinadísimos todos con "La fundación" de Buero Vallejo y enganchados a las aventuras de Jaume Ribera. Quizá todo es más una cuestión de ¿motivación?
    Besos.

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  5. Completamente de acuerdo contigo, yo también he sufrido y sigo sufriendo el calvario de que lean algo que ni entienden ni les atrae, y lo sufro por partida doble porque además, como bien dices, nuestros intentos de que se acerquen a la lectura se van al garete con este tipo de experiencias. Incluso las ediciones adaptadas les echan para atrás. Hay otras formas de acercarse a los clásicos y conocer sus obras. Yo creo que los planes de estudios y de lectura para los chicos están hechos -en la mayoría de las ocasiones- por amantes de la literatura, pero nefastos pedagogos.
    Un beso.

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  6. Consiguieron que le tomase manía a El Quijote y no he conseguido superarla. No lo he leído ni creo que pueda con él. Lo obligatorio, de la forma que lo hacían, sin despertar nuestro interés por conocer la obra, era y sigue siendo contraproducente.

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  7. Vamos, ya lo sabes!!! NO es ni medio normal que lo pongan obligado. Sí me parece que deberían, como hacen con mi hijo, obligar a que lean y hagan resúmenes pero de los libros que a ellos les atraigan. Mi hijo lee como un cosaco novelas de fantasía. Su profesora dice que no le puede poner ya más nota porque es el niño que más lee del colegio. Más que leer, devora!!! Pero, lo que él quiere.
    Y otro inciso. ¿Por qué crees que tienen que acercarse a los clásicos? En eso tampoco estoy de acuerdo. No creo que sean lecturas mejores que otras más actuales. Entiendo que hay un tiempo en que si te llama la atención, lo leas... pero si no te atrae, ¿por qué parece obligatorio y que tienes más cultura si lees a los clásicos? El objetivo es leer y evadirse (al menos para mí). Y hay millones de autores actuales que te acercan a la cultura sin ser Cervantes... solo que no son tan famosos, pero no por ello menos brillantes.

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  8. Meg, creo que podemos aprender mucho de los clásicos, pero desde luego esta no es la mejor manera. Me parece que hay que contarles la importancia que tuvieron en su momento, lo que tienen de reflejo de la sociedad de su época. Por eso hablo de "masticárselos". De nada me sirve que lean La Celestina y no entiendan una sola palabra. Si yo explico por qué ella pide confesión con su última palabra de la obra, entenderán que en ese momento, aunque la mentalidad de la época está cambiando, aunque se empieza a abandonar el teocentrismo, todavía están en un momento de transición. Puedo aprovechar para que entiendan que los cambios de mentalidad en la sociedad no se producen de un día para otro, por ejemplo. Eso me parece mucho más valioso que el hecho de que en un examen pregunten (y esto no me lo invento, lo he visto) quiénes estaban en la habitación en tal o cual escena. ¿Eso es importante? ¿Eso sirve para algo? Creo que no.

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  9. Eso de leer los clásicos con ellos lo he hecho yo muchas veces,aunque lo de los clásicos adaptados tampoco me convence.
    Este trimestre pasado leyeron "La Celestina" a regañadientes y peleando con ellos.Luego,fueron a Almagro y vieron la obra representada.Vinieron encantados,diciendo que por fin entendían "La Celestina".
    Los clasicos son imprescindibles,pero los profesores tienen que buscar la manera de hacérselos atractivos.
    Un beso.

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  10. Yo tuve la inmensa suerte de tener una profesora de literatura, Ángela, que ponía pasión en sus explicaciones. Después llegó otra, Trini, que era incluso mejor. No leímos Cinco horas con Mario, nos la representó, porque era también actriz y la había hecho en el teatro. Recuerdo que quería que llegasen sus clases, eran magníficas. Nunca sentí que estuviera perdiendo mi tiempo con ellas. Incluso a veces éramos nosotros los que leíamos en clase (me acuerdo de la lectura de Luces de Bohemia como si fuera ayer). También tuve otra, de la que me he olvidado su nombre, que era una negada. Soporífera hasta más no poder. El problema no son los libros, evidentemente, sino la capacidad de la persona para hacer que los vivas.

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  11. Si se les obliga a leer cosas que no les gustan y no les motivan, lo que se conseguirá es que cojan aversión y nunca tengan ese hábito de leer. Creo que el Lazarillo es mejor para la universidad, por ejemplo, que para cursos más tempranos. Biquiños!

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  12. Estoy completamente de acuerdo contigo. Creo que hay que intentar que los jóvenes amen la lectura y lo que consiguen con obligarles a leer algunos clásicos es que la odien.

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  13. Es cierto, les mandan cada lectura (y no sólo clásicos) que da pena. No me extraña que detesten la lectura durante mucho tiempo, se tendría que ofrecer libros atractivos para los chavales y por otro lado, ser conscientes de que disponen de muy poco tiempo. Por cierto, yo me he leido dos veces El Lazarillo (y de forma obligatoria, en el instituto y en la universidad) y a mi me gustó mucho. Besos

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  14. No puedo estar más de acuerdo, Mayte. Pero no sólo por los clásicos, es que los que no lo son suelen estar más orientados a la moralina que a disfrutar de la lectura, al menos los que yo iba leyendo de mi hijo hasta hace un par de años, después me cansé, no podía con esos rollos. El resultado, en mi caso particular, es que casi se cargan a un lector en ciernes que a día de hoy devora literalmente los libros que él escoge (recomendados o supervisados por mamá claro). Así que mientras resopla durante media hora para leerse el capítulo que le toque de la lectura obligatoria, está deseando terminar de cenar y meterse en la cama para ponerse con Insurgente actualmente hasta que mamá le obligué a apagar la luz porque al día siguiente hay que madrugar.
    Besos.

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  15. Totalmente de acuerdo, Mayte. Lo fundamental es arraigar en niños y jóvenes el hábito de la lectura. Los clásicos seguirán ahí, por lo que siempre habrá tiempo de descubrirlos. Soy partidario de la idea que comentas: hablarles de ellos, de su existencia, facilitarles algunos párrafos, y sobre todo hacerles ver su importancia, pero no obligarles inmediatamente a su lectura. Es contraproducente. ¡Muchos besos!

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  16. Poco puedo añadir a todo lo que se ha comentado por aquí. Los niños y adolescentes hacen las cosas porque les resulta entretenido y, sobre todo, cuando se divierten con ello. Hay que bajar a su manera de ver las cosas, sin por ello bajar el nivel de exigencia y disciplina personal, dejar que se expresen y sean ellos mismos. El secreto (que no es tal) es adaptarles las cosas, igual que cuando son pequeñitos y les partimos el filete para que se lo coman. ¡Ya tendrán tiempo de meterse buenos chuletones cuando puedan hacerlo!.
    Una delicia de artículo.
    Francisco Tapia, desde "Con Pluma y Píxel"

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