martes, 30 de agosto de 2011

LIBROS A MEDIO LEER

No es frecuente que yo me rinda con un libro, que abandone su lectura por la mitad. Siempre quiero darles a todos la oportunidad de sorprenderme con un final inesperado, con un giro que me convenza de que no me equivoqué al elegirlos. Lamentablemente, no siempre es así. Pruebas de ello son aquel que comenté hace algunas semanas en la entrada razones por las que un libro no me ha gustado nada, del cual he borrado hasta el nombre de mi memoria y Perdona pero quiero casarme contigo, de Federico Moccia. Llegué al final por pura cabezonería pero más me valía haberlos dejado por el camino.


En los últimos años he ido amontonando libros que no he sido capaz de terminar. Algunos se han pasado semanas durmiendo a mi lado, acumulando horas de espera inútiles hasta que decidí buscarles un sitio en las estanterías. Entre los repudiados por mi paciencia están, sin ir más lejos, Un mundo sin fin, de Ken Follet, El asedio, de Pérez-Reverte y La tierra de las cuevas pintadas, de Jean M. Auel. Estos tres tienen en común varias cosas: tienen páginas de más, los esperé con demasiadas expectativas y quizá no elegí bien el momento de lectura. Ahora estoy con Cazadores de sombras, de Cassandra Clare, un libro que me está costando mucho más de lo deseable. Este no tengo intención de abandonarlo, pero se han colado en medio dos libros de Vargas Llosa y cuando esto me pasa se empiezan a encender todas las señales de alarma.
¿Os ha pasado alguna vez? ¿Ha habido algún libro que os ha resultado imposible? No me refiero a los que te mandan leer en clase, sino a los que tú mismo eliges.

viernes, 26 de agosto de 2011

TURÉGANO

El pasado domingo empezaron las actividades de la semana cultural de Turégano, la que precede a las fiestas de septiembre. Volvíamos a nuestra casa, atravesando el pueblo por la carretera, cuando nos dimos cuenta de que estaban a punto de dar los premios del certámen de pintura rápida, en los que el castillo siempre se convierte en el principal protagonista. Nos paramos, por supuesto. Es alucinante lo que algunas personas son capaces de hacer. Mirad uno de los cuadros, pintado en solo unas horas:


Como no podía ser de otro modo, acabamos tomando algo en El Zaguán, una posada rural que hay en uno de los rincones de la plaza porticada. Hace años, cuando vine a vivir a Segovia, trabajé una temporada en este pequeño hotel. Puedo deciros que es uno de los más bonitos que conozco. En su restaurante se come de maravilla y siempre te reciben con una sonrisa, te alojes allí o estés simplemente de paso. El domingo, además de los cuadros diseminados por los soportales, había un coche aparcado en la puerta que llamó nuestra atención:



Al otro lado de la plaza vimos esta motocicleta. Una de dos, o era el día de los vehículos con solera, o es que Turégano sigue, como siempre, siendo un lugar lleno de magia. Ésta es la motocicleta, sidecar, o como quiera que se llame:


El caso es que, volver a Turégano, siempre me trae recuerdos. Y de ese trabajo, como recepcionista de El Zaguán, aún ha pervivido algo, aunque sólo sean unas palabras que al leerlas reconocí al instante como mías. A pesar de los años que han pasado, el folleto de publicidad de este hotel apenas ha cambiado y sigue empezando por unas líneas que escribí:

La Villa.

Cuando el viajero llega a Turégano desde Segovia, su vista tropieza, inevitablemente, con la plaza porticada y el castillo medieval, lugar tan repleto de historia como de fábulas. De la presencia de Fernando el Católico, Antonio Pérez, el Secretario Real de Felipe II, el Duque de Osuna o el Almirante de Aragón se tienen datos ciertos, amén de otros que forman parte de la leyenda popular.


Todo esto me recuerda que hay una novela terminada, una novela que empezará su andadura, si finalmente un trámite atascado no lo retrasa, a principios de 2012. El Zaguán y el castillo de Turégano, esta plaza porticada y algunos habitantes imaginarios tienen un gran protagonismo en esa historia llena de magia.

domingo, 21 de agosto de 2011

EL CALOR, UNAS FOTOS Y LAS FIESTAS PATRONALES.

¡Qué calor! Ni siquiera en Segovia, lugar al que todos le suponéis un clima gélido, se pueden soportar los días que llevamos. En mi casa, por lo menos, durante el día tenemos unos treinta grados en el salón, llegando a los treinta y dos cuando a mi hija se le "olvida" cerrar la puerta de la terraza. Por la noche la temperatura suele bajar mucho, pero en esta semana no ha bajado de los veintisiete. Con este calor la pereza se multiplica. Parecemos una manada de leones después de una buena comida, tirados en el sofá sin hacer nada.

Todo este tiempo lo he dedicado a pensar, y pensando pensando me he acordado de que llevo semanas aparcando hacerles unas fotos a mis libros. Me ha costado levantarme del sillón, ir a la estantería, sacarlos, buscar la cámara, fotografiarlos y volver a colocar todo. Después he tenido que darme una ducha porque ni os imagináis lo que he sudado. Menos mal que abandoné a tiempo el primer plan, que consistía en limpieza general. Así que, ya que me ha costado tanto hacer una tontería semejante, ¿por qué no compartirla?
Mis dos novelas publicadas, los relatos premiados y un homenaje a mi otra abuela.

A toda la pereza acumulada por el calor hay que sumarle el cansancio. Llevamos una semana de fiestas y, aunque sólo salimos un ratito, estoy agotada por la falta de costumbre y por la música de las atracciones que parece que tienen un altavoz encima de mi cama. Hoy acaban con una comida en el río y esta noche será raro no escuchar más chiscar las trallas (esto debe ser gacería, la jerga exclusiva de Cantalejo y significa golpear las trallas contra el suelo para que hagan ruido). Los quintos llevan desde el uno de agosto haciéndolo y hasta que no lleguen los quintos del año próximo no las volveremos a escuchar. Quiero decir que los que han alcanzado este año la mayoría de edad se han portado, han sido mucho menos pesados que los de otras generaciones. Pero hay que aguantar, es la tradición. Las consecuencias de quejarse contundentemente por esta costumbre forman parte de la peor leyenda negra de este pueblo, esa que no se cuenta en alto no sea que se despierten los fantasmas.

martes, 16 de agosto de 2011

EL COLOR DE LA MALDAD, ARMANDO RODERA.

Este libro es muy especial para mí, porque he ido conociendo detalles del proceso que ha llevado a su publicación, de manos de su mismo autor. Este mundo virtual es muy curioso, y pasan cosas impensables en el mundo real. Estoy segura de que podríamos habernos cruzado en una calle de Madrid sin habernos visto, pero un pequeño comentario, añadido al final de una de mis entradas, le hizo fijarse en mi blog. Hablaba de una página web que había encontrado, en uno de mis paseos erráticos por internet, que hablaba de un libro: El enigma de los vencidos, la primera novela de Armando. En la web había dejado retazos de la novela para que pudieran ser leídos por quienes cumplieran una condición: resolver pequeños enigmas que daban las claves de acceso a esos fragmentos de lectura. Lo conté porque me pareció genial y mi sorpresa fue mayúscula cuando encontré un comentario hecho por él mismo en el blog. A partir de ahí hemos hablado (mejor dicho, nos hemos leído) a través de correos, redes sociales y nuestros respectivos blogs. Poco a poco he ido descubriendo a alguien con mucho entusiasmo y que ha conseguido culminar uno de sus sueños: poner personalmente una de sus obras en el mercado literario, sumándose a la nueva tendencia que ha puesto en nuestras manos la red y de paso siendo sus de los pioneros. La lectura de su blog Aventuras y desventuras de un escritor novel me hizo intuir que alguien que era capaz de engancharte con una bitácora, podría estar escondiendo un novelista. Y no me equivoqué.

Meses después de nuestra primera "charla" me llegó la noticia de la publicación en ebook de la novela, y su imparable ascenso en las listas de Amazon. Quise comprarla enseguida, pero el pasado mes de julio para mí fue caótico en lo personal, y siempre pasaba algo que retrasaba mi propósito. No es común para mí aparecer en los agradecimientos de un libro, así que había algo más que interés literario en esta obra y quise conseguirla a toda costa. Finalmente, hace unos días, solucioné las dificultades técnicas, la descargué y me puse con su lectura.


El color de la maldad pertenece al género de novela negra y narra la investigación que llevan a cabo un inspector de policía, Paco Bermejo, y un guardia civil, Pablo Roncero, de manera conjunta, para atrapar a un asesino en serie que está cometiendo crímenes brutales a lo largo de la geografía española. La historia arranca con la desaparición de Laura y Ramiro, una joven pareja que pasaba un fin de semana romántico en la provincia de Ávila. Para investigar discretamente las circunstancias que rodean el caso son enviados el inspector Bermejo y el sargento Roncero, pero no serán los únicos: una periodista, Miriam Monfort, antigua compañera de estudios de Roncero, sigue las pistas de la noticia. Nada más empezar ambos policías se dan cuenta de que se enfrentan a alguien muy peligroso: la brutalidad de los asesinatos y la escenificación extraña en la que aparecen los cadáveres les dice que aquello no será un caso más. Miriam, por su parte, intuye que esa puede ser la noticia de su vida.

El color de la maldad me ha sorprendido. La trama de la novela es impecable, no deja cabos sueltos y la forma de organizarla, poniendo sobre aviso al lector al comienzo de cada capítulo sobre el lugar en el que nos encontramos en cada momento, agiliza la lectura e impide que te pierdas. En su afán de verosimilitud, Armando Rodera ha elaborado un buen trabajo de documentación, tanto de ambientes como de personajes. Estos están bien perfilados, sobre todo el de Jasón, el asesino, de quien nos cuenta, no sólo lo que hace, sino sus motivaciones, las situaciones que ha vivido y que le han ido conduciendo a su demencia. El policía, Bermejo, es el mayor de la pareja, un tipo peculiar cuya vida personal es un desastre. Me parece acertada la manera que ha elegido para que le escuchemos, un lenguaje muy llano, sin artificios. Pablo Roncero es el más joven. Realiza su trabajo con una eficiencia, pero en lo personal, sobre todo en lo que se refiere a Miriam, aparecen todas sus inseguridades.

La novela, como ya he dicho, tiene su argumento bien estructurado, resulta muy inteligente la manera que ha tenido de resolverla y además se guarda alguna que otra sorpresa para el desenlace. He observado, además, como el tratamiento del lenguaje va madurando a medida que avanzamos en la lectura, las descripciones están más elaboradas y la intuición de que estás llegando a entenderlo todo te empuja a seguir leyendo sin parar hasta su final.

La novela se puede descargar desde la página del autor, Armando Rodera, y tiene un precio muy atractivo, 2,99 euros. Vamos, lo que cuesta tomarte una cerveza y un pincho, así que no hay demasiadas excusas para retrasar su compra y adentrarse en esta historia que seguro que os va a seducir. Está publicada en varios formatos: pdf, epub, ... y se puede leer tanto en el ordenador, en un libro electrónico o en incluso en una tablet. El hecho de que esté disponible de este modo hace que salve el obstáculo de las fronteras, así que quienes estáis al otro lado del mundo y conocéis esta lengua maravillosa que es el español, también podéis acceder a ella.

Tatty, de El universo de los libros, dijo de El color de la maldad, en la reseña que publicó hace algunas semanas, que bien podría convertirse en una película y creo que estoy muy de acuerdo con ella. Es muy cinematográfica. Y con la cantidad de cosas que pasan podría convertirse hasta en una serie.

Armando ya está embarcado en otros proyectos literarios pero mientras los concluye podemos disfrutar de esta novela que ya está aquí. ¿Os animáis con ella?



viernes, 12 de agosto de 2011

LAS TRAMPAS DEL LENGUAJE

El lenguaje está lleno de trampas, no sólo es necesario conocer la ortografía para decir lo que quieres decir, hay que entrenarse un poco con la sintaxis, encontrar tu estilo propio, para que lo que cuentas no sea sólo una anécdota sino que tenga alma. O para que en el examen de historia demuestres lo que sabes y no escribas otra cosa absolutamente distinta, responsable de que tu nota no pase del dos.

El mundo de blogger es infinito. Hay espacio para todo: diseño gráfico, manualidades, cocina, música, arte, historia... Cada uno vamos eligiendo los temas que más nos interesan y creando pequeños grupos en los que compartimos aficiones, sueños y, sobre todo, palabras.

Lo que más me gusta son los libros. Leer, escribir, expresarme a través de palabras ha sido siempre mi refugio para los buenos y los malos tiempos. Por eso mi mundo virtual se ha ido acomodando al real, y he ido descubriendo a gente que, como yo, lee o escribe. Algunas veces me he llevado grandes sorpresas: gente anónima que cuelga sus escritos y nos regala relatos de mucha calidad comparten espacio con otras personas a las que el talento les pasó un día por su lado sin dejarles huella alguna. O simplemente son víctimas de las trampas del lenguaje.

Sin embargo hay algo que no me gusta nada: encontrarme relatos en los que faltan letras (por esa simplificación que empleamos al escribir, que al final se traslada sin remedio a nuestro propio pensamiento), ni tampoco con faltas de ortografía que no se le perdonarían a un niño de tercero de primaria. Mucho menos libros, presuntas novelas en las que no hay erratas, hay errores de base, palabras empleadas en lugar de otras porque hemos asumido que son sinónimos cuando no es cierto. Hace poco leí en un relato un sustantivo que había sido empleado sustituyendo a una preposición y un adverbio. No una, varias veces. Las letras eran las mismas, pero un espacio entre ellas hubiera bastado para que aquello no sonase chillón (por cierto, esta expresión, "sonar chillón" es una figura literaria, sinestesia se llama, mezclar sensaciones de dos sentidos diferentes para lograr un efecto sorprendente, una de las "cosas inútiles" que enseño).

En realidad empecé a escribir esta entrada porque ayer me enfadó que una de mis alumnas me gritara (no estaba enfadada, habla así) que es absolutamente ridículo estudiar lengua, o literatura, o las figuras literarias, porque no sirve para nada en la vida. Es mejor saber química, o física, o logaritmos. Yo no pienso lo mismo. Sé hacer logaritmos, pero todavía no he encontrado una conversación interesante en la que se pueda hablar de ellos. Sin embargo sí que he hablado horas con gente del Quijote (por cierto, hay quien opina que es malo!!!) o de la novela picaresca, o de la importancia de las obras literarias para conocer mejor la sociedad que las produjo.

Sin querer me he ido desviando del tema. En realidad estaba tratando de decir que si no conocemos el lenguaje en toda su extensión y esto incluye la sintaxis, las figuras literarias, caeremos en sus trampas. Y esquivarlas es tan fácil como ser un poco más exigentes con nosotros mismos, no dejarnos vencer por la comodidad que supone escribir algunas letras menos o pararnos simplemente a escuchar en clase del lengua en lugar de quejarnos.

Para comunicarnos hablamos. Usamos el lenguaje. Los logaritmos pueden ser importantes en nuestra vida durante algún tiempo pero la lengua lo es siempre.

Me sumo a la campaña de Olga con su banner.

martes, 9 de agosto de 2011

PEREZA VERANIEGA

Hace días que estoy perezosa. Creo que mi musa se ha tomado unas vacaciones, así que he pensado que voy a recuperar algunas de las entradas de cuando este blog era un desierto en el que sólo había dos almas (yo misma y el único seguidor que tuve los dos primeros años, los demás habéis llegado después de navidad).

LOS ESPEJOS

INTERNET, GRAN HERMANO Y LA VERDAD. 24 de diciembre y en vez de hacer la cena, yo reflexionando...

LAS NUEVAS NORMAS DE LA RAE.

3 x 1

viernes, 5 de agosto de 2011

¿QUÉ VES?

El otro día les hice esta misma pregunta a personas que se pasan por el blog de manera habitual, a las que tengo en mi entorno:
¿Qué ves en la cabecera del blog?

Me respondieron que veían unas rosas y unos trazos negros. En realidad esos trazos forman una imagen, no sé si os habéis dado cuenta. Las personas objeto de la improvisada encuesta no se habían fijado.

¿Alguien podría decirme qué cree que representan?

Hace calor y estoy perezosa para ponerme a escribir, pero me apetece el juego y encotrarme la recompensa de vuestros comentarios. Os dejo tiempo y más tarde os lo cuento.

miércoles, 3 de agosto de 2011

UNA FRASE DE LA NUEVA NOVELA.

No está al principio, ni al final, no entenderéis nada, ni os podréis imaginar tampoco el argumento. Ni siquiera donde transcurre la mayor parte de la trama. Es sólo una frase, la presentación de un personaje clave en esta novela. Las fechas tampoco os pondrán sobre aviso porque da igual en el fondo cuando naciera para el desarrollo de esta historia.


"Alonso de Esteban nació en 1621 en la ciudad de Toledo, el mismo año en el que Felipe IV, hijo de Felipe III y Mariana de Austria, con tan solo dieciséis años, era coronado rey de España. Era hijo de un matrimonio de campesinos, descendientes de aquellos judíos que en 1492 se convirtieron para no ser expulsados de la península por los reyes Católicos."


 
Voy con calma, tomándome mi tiempo para decidir sobre este libro. Es curioso que me resulte tan complicado decirme que está terminado, registrado y listo para que se enfrente al mundo. Siento que él está preparado pero no estoy segura de mí misma.

martes, 2 de agosto de 2011

ASÍ COMIENZA... LA ARENA DEL RELOJ

El principio de LA ARENA DEL RELOJ


"Cuando ya has vivido parte de tu vida sientes la necesidad de mirar hacia atrás, de recordar acontecimientos que marcaron tu pasado y condicionaron lo que entonces era tu futuro. Novalis decía que la vida debe ser una novela que inventamos y yo creo que todas las vidas, por sencillas que parezcan, llevan escondida una novela.
A veces, cuando mis alumnos me preguntan por qué hay que estudiar Historia siempre les digo que la Historia así, con mayúsculas, forma siempre parte de nuestra propia historia personal, porque los acontecimientos que afectan al conjunto de la sociedad también tienen su reflejo en nuestras vidas, en las de nuestros antepasados, de modo que lo que hoy es nuestra historia, la de cada uno, depende en buena medida de cómo esos acontecimientos afectaron a nuestros antepasados, o a nosotros mismos.
Si miras hacia atrás en el tiempo verás que en tu vida han pasado muchas cosas, pero también la Historia ha avanzado y muchas de esas cosas que hoy tengo que enseñar a mis alumnos, que están en los libros de Historia, fueron para ti hechos que viviste de cerca, el mismo día que sucedieron.
Cuando me cuentes tu vida vamos a hacer un ejercicio: ¿Dónde estaba yo el día que...? ¿Cómo influyó eso en mí? ¿Qué ocurrió que hizo variar mi destino? Verás como la Historia es también tu historia y que una vida, aparentemente normal, es también una novela. La novela de tu vida."